El precio de la conciencia
Hay una memoria selectiva. Y otra que, cada noche con los sueños, dicen los neurólogos se "resetea" como los ordenadores. Es decir, llegan a "borrar" aquellos recuerdos y hechos que el cerebro considera no son buenos para nosotros mismos.
De esa memoria "selectiva" hay muchos y muchas que abusan. Lo hacen porque creen que, como a Ellos y Ellas, a los demás también nuestro cerebro "reseteó" idénticos pasajes. Pues no. Hay quien se niega, ¡me niego! contumaz, a olvidar muchas cosas que pasaron, por ejemplo, en su trabajo y el mío.
Si seguimos una lógica temporal, incluso cronológica, en el puesto de trabajo pasamos un tercio de nuestras vidas. Más o menos 8 horas diarias. Además el trabajo nos permite, de ser decente y decentemente pagado, poder disfrutar con confort otros aspectos de nuestas vidas. No obstante, hay quien hace de su ocupación un auténtico campo de batalla en el que "todo vale" para conseguir objetivos y/o por dejarse llevar y/o dar gusto a su codicia y/o ambición.
Pero hete aquí que cuando, por ejemplo en el trabajo, ¡¡castigo divino convertido en medio vital e imprescindible! vienen mal dadas, muy, muy mal dadas, muchos echan mano de esa "memoria selectiva" y actúan, incluso públicamente, como si de verdad todo lo que su cerebro selectivo borró, lo hubiese sido, al mismo tiempo, de todos los que le rodean. El "espectáculo" es irritante por estrambótico. Y uno termina pensando que el Precio de la Conciencia es inversamente proporcional a lo que se hizo y, no menos, a lo que se dejó de hacer.
Soy de natural tolerante. Eso sí, siempre desde la igualdad. Los hay que son "tolerantes" sin bajarse de su pedestal. Entiendo, aunque evidentemente no comparto, que somos auténticos depredadores. Y por encima de cualquier otra consideración descriptiva, sobre todo el ser humano, el actual homo sapiens, es siempre un auténtico SUPERVIVIENTE. Por eso hemos llegado hasta aquí. Atrás quedaron los colosales mamuths y los no menores y poderosos dinosaurios; o los mismísimos y ágiles velociraptors que no pudieron sobrevivir a tanta catástrofe natural. En definitiva saurios que no superaron ciertas "leyes naturales".
Pero otros "saurios" siguen reptando. Unos, por cierto, con la piel más curtida que otros. Pero eso sí, con la mismísima desfachatez a la hora de hablar de memoria. Creen en su desmemoria que esa es generalizada y que sólo Ellos y Ellas siguen transitando por el Túnel del Tiempo. Desconocen que tras los cristales del pasadizo, que les devuelve su deforme imágen, estamos, absortos, los que aún conservamos toda, intacta, la memoria.
Ahora ya lo saben: los miro y, a veces, no los reconozco. Eso sí, observo atento las imágenes deformes que les escupe y devuelve la más cruda realidad. Pero sí les digo: ¡¡No abusen de nuestra memoria, ni de nuestra paciencia, incluso de nuestra bondad!! La desmemoria no siempre ataca a las mismas y los mismos con la misma virulencia.
De esa memoria "selectiva" hay muchos y muchas que abusan. Lo hacen porque creen que, como a Ellos y Ellas, a los demás también nuestro cerebro "reseteó" idénticos pasajes. Pues no. Hay quien se niega, ¡me niego! contumaz, a olvidar muchas cosas que pasaron, por ejemplo, en su trabajo y el mío.
Si seguimos una lógica temporal, incluso cronológica, en el puesto de trabajo pasamos un tercio de nuestras vidas. Más o menos 8 horas diarias. Además el trabajo nos permite, de ser decente y decentemente pagado, poder disfrutar con confort otros aspectos de nuestas vidas. No obstante, hay quien hace de su ocupación un auténtico campo de batalla en el que "todo vale" para conseguir objetivos y/o por dejarse llevar y/o dar gusto a su codicia y/o ambición.
Pero hete aquí que cuando, por ejemplo en el trabajo, ¡¡castigo divino convertido en medio vital e imprescindible! vienen mal dadas, muy, muy mal dadas, muchos echan mano de esa "memoria selectiva" y actúan, incluso públicamente, como si de verdad todo lo que su cerebro selectivo borró, lo hubiese sido, al mismo tiempo, de todos los que le rodean. El "espectáculo" es irritante por estrambótico. Y uno termina pensando que el Precio de la Conciencia es inversamente proporcional a lo que se hizo y, no menos, a lo que se dejó de hacer.
Soy de natural tolerante. Eso sí, siempre desde la igualdad. Los hay que son "tolerantes" sin bajarse de su pedestal. Entiendo, aunque evidentemente no comparto, que somos auténticos depredadores. Y por encima de cualquier otra consideración descriptiva, sobre todo el ser humano, el actual homo sapiens, es siempre un auténtico SUPERVIVIENTE. Por eso hemos llegado hasta aquí. Atrás quedaron los colosales mamuths y los no menores y poderosos dinosaurios; o los mismísimos y ágiles velociraptors que no pudieron sobrevivir a tanta catástrofe natural. En definitiva saurios que no superaron ciertas "leyes naturales".
Pero otros "saurios" siguen reptando. Unos, por cierto, con la piel más curtida que otros. Pero eso sí, con la mismísima desfachatez a la hora de hablar de memoria. Creen en su desmemoria que esa es generalizada y que sólo Ellos y Ellas siguen transitando por el Túnel del Tiempo. Desconocen que tras los cristales del pasadizo, que les devuelve su deforme imágen, estamos, absortos, los que aún conservamos toda, intacta, la memoria.
Ahora ya lo saben: los miro y, a veces, no los reconozco. Eso sí, observo atento las imágenes deformes que les escupe y devuelve la más cruda realidad. Pero sí les digo: ¡¡No abusen de nuestra memoria, ni de nuestra paciencia, incluso de nuestra bondad!! La desmemoria no siempre ataca a las mismas y los mismos con la misma virulencia.
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