La poeta que se reflejaba en el Llibre dels Espills

Izq-dcha. Lola Andrés, Eva Dénia, Susanna Lliberós y Merxe Martínez.


Cuando se llega a los 40 el cuerpo te pide mirarte en los espejos y el alma te empuja a coger papel y lápiz, o hasta el ordenador. Eso hizo con maestría, ya de auténtica poetisa, Susanna Lliberós Cubero. Y así, mientras Queralt su adorable bebé, iba creciendo en la más cálida de las cunas, sus entrañas,  Susanna, escribía versos tan llenos de sueños, como de realidades y/o de ternura como de verdades: Poesía sin concesiones. Buscarse a sí misma ante los espejos es lo que tiene. 
En su momento, y a su tiempo, nació la niña. En el suyo el "Llibre dels Espills", tercer y último poemario de esta gran profesional de la escritura y la comunicación. 
La obra la presentó en la librería 3 i 4 la también poetisa Lola Andrés, quien valoró la madurez de una escritora que dejó hace años de serlo en ciernes y hoy se presenta como un sólido valor de las letras valencianas. 
Fue la presentación un éxito rotundo en el que se intercalaron versos y canciones, en una noche que se fue haciendo mágica por momentos. Los versos de la autora recitados con dulce y melodiosa entonación, como sólo una poeta de pensamiento, alma y corazón puede hacer. Al hacerlos voz y tomar vida se percibe que los ha parido, que son suyos, que los mima con su cálida voz, como seguro acurruca a Queralt, su hija. 



Tras ellos, llegaba la vibrante voz de Eva Dénia acompañada al violonchelo por Merxe Martínez ¡No se podía ocupar mejor el silencio de la repleta sala! Emociones hechas canciones y músicas en un emotivo recital de versos desnudos, los de Susanna, y arropados por arpegios los de Eva i Merxe. 


Y todo ello ante un auditorio mudo por rendición, incapaz de no valorar y participar, con su atención y aplausos, tanta belleza, delicadeza e instantes de evocadora emoción. 
¡Que pena!, coincidimos muchos de los presentes, que tanta sabiduría y arte no tenga mayor proyección mediática y social, más allá que la que convoca la amistad, el cariño, el respeto intelectual y el buen gusto. En un mundo en el que sobran zafiedad y estulticia y a los que ponen altavoces con desmesura.

Pero la poesía de nuestras vates y trovadoras va, irá deseo, haciendo su importantísima labor, su lento pero inquebrantable camino... Que no es poco: ¡¡mejorar el mundo con bellos versos y resistiendo!!


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