UN DUELO CON DOS MUERTOS

Ahora sí, ahora sí, se ve, se siente el Pacto con el PP está más que presente. El PSOE es un partido, muy partido, que quiere hacerse el haraquiri él solito. Bueno supongo que alguna ayudita, que ya se sabrá, le echará el PP.
Porque no puede explicarse ni entenderse que los personalismos hayan llevado al flamante Secretario General, el promocionado Pedro Sánchez, a destituir a Tomás Gómez, Secretario General de los socialista madrileños elegido en primarias por las bases socialistas. Esa es la voladura de la cacareada "democracia interna".  Sólo la debilidad puede ser el motor de una decisión que, de tenerse que producir, tuvo otros momentos estelares tan justificados como justificables.
De momento y por lo que se sabe, de puertas afuera, Gómez no está imputado en ninguno de los escándalos que rodean la gestión de los sucesores del ex alcalde en el ayuntamiento de Parla. Y hoy mismo ha renunciado a su acta de diputado y, parece, parece, recula en plantear batalla interna. O, al menos, de cara a la platea. Hay sospechas. Tampoco se tendrá que hacer pagar a Gómez por lo que han hecho sus herederos. Salvo que sea la excusa del mediático Sánchez para quitarse de en medio a otro adversario tal y como le delata el espejito al que se mira y consulta cada mañana.  Porque entonces la vara de medir se queda muy, muy, muy corta. 
También puede ser que Sánchez quiera, de paso que le hace un favor a su amigo Rajoy y los Popularistas, meterle un dedito en el ojo a Susana Díaz. Que ahora sí, se "presenta" como líder y candidata, no sólo a revalidar con músculo la presidencia de la Junta de Andalucía, sino incluso la de comprar boleto para probar fortuna con la mismísima Moncloa y el liderato total del PSOE. 
Sí, la política es eso y mucha más mierda que no nos llega porque hacen bien en no exponerla ante los ventiladores mediáticos. Si es así, repito, o al menos a mí me lo parece, o así la quiere interpretar  Pedro Sánchez, entonces para nada me vale el actual PSOE. Mucho menos un líder que me da se le eligió más bien pensando en los réditos electorales que pudieran deparar para los desnortados socialistas españoles un "producto de marqueting", más que en base a la capacidad y mérito. Primero porque el telegénico Sánchez no piensa más que en sus intereses particularísimos  y para nada en elaborar un auténtico programa, y/o posterior acción de gobierno, de renovación de la sociedad española. Segundo porque demuestra que es capaz de auto inmolarse con tal de hacer mal a sus adversarios políticos dentro del propio partido. Por lo que se carga toda estabilidad y serenidad en un partido que fue alternativa y gobierno ¡¡y en no pocos e importantes momentos históricos!! Pero, y lo peor para los que tan sólo somos ciudadanía, Sánchez con ese proceder demuestra una bajeza moral y de carácter que no se puede permitir pueda llegar a campar, mucho menos a morar, en la
Moncloa. Nos jugamos algo más que el presente.

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