Hartos de telebasura



Sí, volvió. Xavier Sardá (¿o ya será Javier?) Fue un genio para muchos. Pero cuando mató al señor Casamayor la cosa derivó en estercolero. Y cuando el señor Galindo salió de estampida ya era irrecuperable para la dignidad de las 625 líneas. Se instaló en Marte y sólo los marcianos lo entendieron. Ahora ha vuelto con nueva "Tribu".


Es seguro que sus cuñados le influyeron para mal y lo habrán hecho en la vuelta y siguen errando a pesar de la cuenta de resultados, que en el caso de Xavier debe ser abultadísima y con su sudor y sus bajones se lo ha ganado pero...


Sardá con su nueva Tribu" se rodeó de egos, caso de ese "ruido catódico" segundón llamado Boris Izaguirre "superyoooo" insoportable parece que sólo para la minoria. Pues bien, Mercedes Milá, otra "pesa pesada" ya anunció que su participación en el invento terminaba en el primer capítulo ¡cómo lo vería ella desde dentro! Y eso porque entre tanto "figura-ego" no levantaron la noche. Todo lo contrario, la tumbaron y la audiencia los tumbó a ellos.


La moraleja es fácil: si "educas" a la audiencia a mirar la tele tapándose el rostro con la mano (por el horror!!) la audiencia termina por cansarse rápido. A los horteras ya no les llama, les parece poco el merderal o hay otros panales más abyectos. Y a los que mantienen/mantenemos cierta sensibilidad mediático-catódica Sardá ya nos echó en su día, incluso antes de instalarse en otros planetas. Total, desastre total. Pero muy ejemplar.
Siempre se dijo que recoges lo que siembras. Lo malo vaya a ser que a "los trincos" (Gestmusic: "los cuñaos") como dueños del cotarro decidan que hay que hacer más detritus y cuanto más hediondo y putrefacto mejor e instalarse, en esta ocasión, un poquito más allá de Marte. Por ejemplo en P(l)utón. Veremos.

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